“Hace apenas cinco años, si volabas sobre las 3500 millas de costa virgen que rodea a Cuba, probablemente no habrías visto a un solo surfista en el agua. Aquí, a menos de 100 millas al sur de los Estados Unidos, el surf estaba prohibido, producto de las fronteras altamente vigiladas y el escepticismo generalizado de la cultura occidental. Si por casualidad vio a alguien entre las olas, probablemente fue Frank Gonzáles Guerra.”
Frank, un joven enérgico de 29 años con cabello ondulado hasta la barbilla. Comenzó a “surfear” en su adolescencia en un trozo de techo de madera contrachapada que robó de un edificio en ruinas cerca de su casa. Aprendió por sí mismo cómo crear su propia puerta de refrigerador desechada y otros materiales encontrados. Con el tiempo, se formó una comunidad clandestina muy unida en torno al surf. Durante seis años de filmación, la coprotagonista Yaya Guerrero, una mujer inspiradora que enfrentó la cultura machista para hacerse respetar en la comunidad. Y Frank lideraron al grupo en un esfuerzo monumental para legitimar su deporte. Vemos al grupo experimentar oportunidades que cambian la vida y perseverar a través de reveses desgarradores mientras crecen de una comunidad a un movimiento, de surfistas a líderes. En el camino, comparten una perspectiva única sobre lo que realmente significa ser cubano.