Surfer: dícese de aquel que practica surf de forma regular o profesional. Buena definición. Básica, pero buena. Se entiende por surfer el que vive de playa en playa, cabalgando impresionantes olas en aguas cristalinas. Moreno (o morena), con el pelo aclarado por el salitre y el sol. Pero lejos de eso, existe una realidad mucho más impactante y veraz: surfer es aquel que adora practicar el surf, sin importarle tener que recorrer 466 km hacia Gijón, u otros tantos hasta Valencia. El surfer del centro, de Madrid, tiene que valerse de otros medios para desarrollar su afición: skate, snowboard, gimnasio e incluso del stand up paddle. Y precisamente es ese entrenamiento “en seco”, a falta de que inauguren una piscina de olas en la capital, lo que mantiene al surfer de Madrid, en íntimo contacto con su pasión. Pues no todos tienen la suerte de vivir a las puertas del mar. El surf es mucho más que un deporte. Es una forma de vida para aquel que lo practica.
Por eso, el surfer organiza su vida entorno a las olas, esas poderosas y atractivas ondulaciones que consiguen quitar el sueño, hacer soñar, ensimismar, a cualquier hijo del mar.
Las vacaciones se eligen en función de la temporada de olas. El destino suele ser surfero. Desde el momento en que lo organiza así, los hoteles pasan a segundo plano, y va huyendo de los tan recurrentes “todo incluido”, para buscar las vistas, el salitre, el mar…
En invierno, el gimnasio ofrece mil actividades distintas a las pesas o el aerobic: el tan de moda TRX, equilibrios de propiocepción, entrenamiento de respiración, yoga, meditación… todo pasa a ser un medio para un único fin: entrenar para estar en las mejores condiciones posibles en el mar. Porque el medio en el que se desenvuelve un surfer es tremendamente hostil: corrientes marinas, resacas, muros altos como edificios de agua que caen sobre uno mismo… el mar, el océano, es un medio hostil… en el que el surfer se siente, nunca mejor dicho, como pez en el agua.
En casa, los videos que se estudian hasta la saciedad, son relacionados con el surf, y su entrenamiento.
La afición se convierte en devoción, la devoción en pasión, la pasión en obsesión. Y una vez entrado en esta espiral, la salida es literalmente imposible. Conlleva el arrastrar a familiares y amigos a esta locura, que una vez se ven inmersos en este mundo, quedan igualmente atrapados.
¿Cómo surfear en Madrid?:
Obviamente, no hemos perdido el juicio. Pero si vives en madrid y eres un adicto al mar, no todo está perdido. En 2017 se prevé la reanudación del proyecto Wet Madrid de olas artificiales . Sin embargo la dificultad de arrancar proyectos de tal ambiciosa ingeniería no nos permite confiar plenamente en esta fuente de olas como “modus vivendi” del surfista madrileño. Así qué, ¿hacia donde nos dirigimos? Bien, el surfista madrileño deberá apuntar en dos direcciones:
1)Carretera y manta
2)Surf en seco
1.CARRETERA Y MANTA; los top 3 destinos para el surfista de Madrid para llegar por carretera son:
a)San Sebastián: llegar a Donostia/ San Sebastián en coche es muy sencillo.La ciudad está conectada a través de la nacional N-1 (Madrid-Irún), las autopistas AP-8 (Bilbao-Irún) y A-63 (París Irún) y la autovía A-15 (Pamplona -San Sebastián). Para saber dónde ir a surfear y tener toda la información de Surf en Euskadi pincha aquí.
b)Cantabria: En la ruta por carretera más corta desde Madrid a Cantabria la distancia es de 414 Km y la duración aproximada del viaje de 4 horas y 7 minutos. Si sabemos que es lejos y muchas horas de coche, pero para los más ansiosos, en un fin de semana pueden disfrutar de las olas como Canallave, El Sardinero, Somo o Santa Marina entre otras.
c) Valencia. El spot más cercano. A poco más de 3 horas y con buen parte, puedes estar surfeando alguna de estas olas.
A pesar de verlo muy oscuro, ser un surfista de Madrid no es tan turbio cuando sabes que Mundaka puede alcanzarse en 5 horas (piensa en un surfista de Alicante o Valencia…)
2. SURF EN SECO
Para mantenerte en forma,listo para entrar al agua, todosurf.com prevé una serie de rutinas “en seco” en nuestro apartado de SALUD donde siguiéndolas conseguirás mantener la frescura.
Sin duda otro buen entrenamiento en asfalto es el carver o surfskate . Estos patinetes son fieles a la técnica empleada cuando se surfea , y aunque una rosa es una rosa y una ola una ola, el surfista madrileño ha de ser optimista por naturaleza y disfrutar de las “rutinas en seco” hasta que pueda volver al agua.
Sin embargo, aunque no haya playa sí que hay lagos. Y el contacto tabla/agua sigue siendo posible con el Stand Up Paddle , y en localizaciones como el Embalse de San Juan, el río Guadiela o el Puerto Deportivo de Guadalix de la Sierra puedes encontrar empresas dedicadas a la multiaventura con actividades de SUP, como buen paliativo a la escasez de olas.
Ser surfista en Madrid requiere de voluntad y optimismo, pero no hay nada que no pueda alcanzarse si el objetivo sigue latente.