En 2004 un Tsunami arrasó las costas de Indonesia, Malasia, Sri Lanka, India y Tailandia. Con más de 492.866 pérdidas humanas lo único que quedaba tras el desastre era la desesperanza. Mientras la mayoría miraba el mar con terror y apabullados, Sagit cogía la tabla de su primo o de cualquier otra que le era prestada para meterse en él. “A la mayoría de niños les gusta el cricket. A mí me gusta el surf”, nos cuenta Sagit. Un hérore de poca más de metro y medio que tiene mucho que enseñarnos.
Namasté Sagit.
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