Su sola mención provoca terror entre los bañistas (algo de culpa tiene Steven Spielberg y su famosa película Tiburón) y ha sido durante años injustamente atacado y masacrado por su inmerecida fama de insaciable “devorahombres.” La realidad es que cada año mueren en el mundo más personas por picaduras de abeja que por ataques de este escualo y cuando se produce algún incidente suele ser porque el tiburón confunde a su víctima con una suculenta foca, ya que el ser humano no se encuentra entre sus preferencias culinarias.
Pero la realidad es que el legendario gran tiburón blanco es mucho más temible en nuestra imaginación que en la realidad. Conforme aumenta la investigación científica de estos esquivos depredadores, su imagen como salvaje máquina de matar comienza a desvanecerse.
El tiburón blanco es el pez depredador más grande de la Tierra. De media miden en torno a los 4,5 metros, aunque se han registrado ejemplares que superaban los 6 metros de longitud y los 2.250 kilogramos de peso.
La parte superior del cuerpo es de color gris pizarra para fundirse con el fondo marino de las costas rocosas, pero deben su nombre al color universalmente blanco de su vientre. Son nadadores con forma de torpedo aerodinámico y tienen potentes colas que les permiten desplazarse a velocidades de hasta 25 kilómetros por hora. Incluso pueden salir por completo del agua, emergiendo como ballenas al atacar a sus presas desde abajo.
Están presentes en aguas costeras templadas del mundo entero. No existen datos fiables sobre la población del tiburón blanco. No obstante, los científicos coinciden en que su número está cayendo rápidamente debido a la sobrepesca y las capturas accidentales con redes, entre otros factores, y figuran en la lista de especies en peligro de extinción.
Y para terminar,un buen vídeo que muestra como es un tranquilo día en la piel de estos temidos depredadores:
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